En estos escritos nos hemos referido a personajes notables que han trascendido, que han beneficiado a la humanidad con sus descubrimientos, inventos, estrategias y metodologías de las cuales, tal vez, hemos aplicado y nos han hecho progresar o salir de alguna situación engorrosa. Los hemos tomado de modelos y a veces de forma inconsciente, hemos seguido sus pasos o hemos tratado de imitarlos. Todo eso está muy bien, al final de cuentas, es la dinámica de aprendizaje de nuestras vidas y la misión de quienes desarrollaron esas metodologías y mejoras para que los que vivimos después de ellos las podamos usar para bienvivir y que ellos cumpliesen con su misión en la vida.
Pero, ¿Qué hay de la gente común? ¿Aquel ciudadano común que es parte de nuestra vivencia diaria, sin gran renombre pero muy actual y muy presente? ¿Aquél individuo que es ciudadano de a pie y que lucha día tras día en lo cotidiano y en lo sencillo?
La verdad es que no los tomamos mucho en cuenta. Damos por hecho que están ahí para algo y que lo tienen que hacer y si son simples y/o sencillos mucho peor.
Recuerdo ahora el caos que se presentó en la ciudad de Cuernavaca hace unos años, cuando los encargados del servicio de limpia municipal, se pusieron en huelga y no recogían la basura. Se acumularon en la ciudad toneladas de desperdicios, dando un aspecto visual horrible, emitiendo olores nauseabundos, generando ratas y cualquier tipo de alimañas propias de la basura y siendo focos de infección y un gran peligro para la salud de los habitantes. Todo mundo exigía la presencia de los tan ignorados y a veces despreciados recogedores de basura. HÉROES ANÓNIMOS que son altamente ignorados, hasta que dejan de hacer su rutinario, pero útil trabajo.
El tendero de la esquina que por años ha tenido abierto su establecimiento y algún día ya muy tarde necesitamos algo y está cerrado y/o el tendero no está… nos causa mucha contrariedad y entonces valoramos el que la tienda esté abierta.
Entonces hoy desde este espacio, reconoceremos a los HÉROES ANÓNIMOS que nos apoyan, a veces a cambio de una remuneración o que lo hacen a veces sin pedir nada a cambio… los recordamos, los reconocemos y les agradecemos sus buenos oficios para servir y desatorarnos en las situaciones cotidianas. Les daré unos diez ejemplos y sin duda ustedes en su experiencia, podrán listar más casos y no sólo reconocerlos, sino también, tal vez con algún detalle en especie haciendo notar la utilidad de sus acciones. Así que muchas felicidades a quienes se sientan en tal categoría y a quienes se descubran o los descubran como tales.
Hay más HÉROES ANÓNIMOS. Ustedes saben quiénes son. Tal vez quien me lee es uno de ellos.
Si se visualiza como tal, reconózcase, salga y regálese un premio dése un apapacho, y regrese a realizar más mini acciones heróicas.
Saludos Cordiales
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