En estos tiempos tan complicados que vivimos, no podemos sustraernos de sufrir episodios de pesimismo y preocupación que nos detienen y nos impiden avanzar.
Ante un mundo que complica demencialmente aún situaciones sencillas, necesitamos un oasis mental para poder, con mente fría, enfrentar las situaciones que necesariamente, surgirán en el día a día y que, si no se saben manejar correctamente, son grandes ladrones de energía y no necesariamente tenemos por qué padecerlos.
Los chinos dicen: si tiene remedio, ¿para qué te preocupas? Y, si no tiene remedio, ¿para qué te preocupas?
Aquí te compartimos una clave para que se aminore esa ansiedad y se ahorre energía ostensiblemente y existan mayores posibilidades de manejar las situaciones complicadas de manera más ágil.
La clave es distinguir, en primera instancia, qué situaciones están bajo tu control lógicamente y cuáles no lo están.
Las personas se preocupan de más cuando fijan su atención en las vidas de los demás de la siguiente manera y al final de cuentas en ninguno de estos puntos tienen control.
Hay que saber que estas situaciones están fuera de nuestro control y por lo tanto hay que evitarlas ya que son una fuente de preocupación inútil:
• Lo que dicen y hacen los demás
• Sus opiniones
• Sus sentimientos
• Sus acciones
• Sus creencias
• Sus errores
Hay que enfocar la atención en acciones que SÍ podemos controlar. Como las que siguen:
• Mis palabras
• Mis acciones
• Mi conducta
• Mi esfuerzo
• Mis errores
• Mis ideas
• Mis consecuencias
No vale la pena tratar de cambiar a nadie. Vive y deja vivir. El otro no quiere cambiar y qué flojera cambiarlo. El trabajo consiste en cambiar nosotros; no los demás. Por tanto eliminamos una fuente de preocupación inútil al estarnos fijando en que hacen, dicen y piensan los demás… la clave de dejar de preocuparnos es trabajar ardua e inteligentemente en nosotros mismos.
Saludos cordiales.
19/Agosto/2015
Comentarios u opiniones:
No cuenta con ninguna opinión. Sé el primero en opinar.
Opinar o comentar