Hola. Soy Gaspar. Al momento de escribir esto cuento con cincuenta años de edad. Soy divorciado, como el 90% de las personas de mi generación. No me hace ninguna gracia ser divorciado y vivir lejos de mis hijos, pero ese fue un regalo que me dio la liberación femenina. Mi ex mujer comenzó hace unos 20 años con un diálogo extraño: “no quiero estar encerrada en la casa” “quiero viajar y conocer gente” “quiero estudiar una licenciatura y después una maestría y después un doctorado”
Teníamos dos hijos y un tercero en camino… de hecho, el tercer hijo le estaba causando muchos contratiempos porque no lo quería tener. Cuando la niña nació, escasamente se ocupó de ella, la dejaba en casa de una vecina, o de una hermana, o en la guardería de tiempo completo y dedicaba el día a hacer cosas personales, no familiares.
Cuando comprendí que era más importante esta nueva dinámica personal, decidí dejar todo por la paz… no tenía caso estar esperanzado a un imposible… esperar, esperar, esperar un poco de afecto y atención personal y familiar de un fantasma volátil…
A pesar de la escasa atención, el juez le concedió la patria potestad y yo les visitaría un día a la semana… pero una cosa es lo que dice el juez y otra la realidad… en ese alarde de pensar que los chicos eran suyos, simplemente no estaba, o los traía tarde, o los mandaba a casa de otros familiares o…. cualquier pretexto para que no los viera… también me harté de eso y decidí poner distancia…
Algún día les explicaré a mis hijos, y espero comprendan, no quiero confundirme y alienarlos diciéndoles lo que pienso de su madre… es tan complicado manejar estas emociones.
Me he dedicado a trabajar como autómata, lo que resulte en el día está bien, he llegado a entender a los vagabundos que les da lo mismo, quedarse debajo de un puente o caminar a ver que encuentran por donde vayan.
En estos días de soledad y reflexión, pensé en el concepto familia… la mía era como esas familias tradicionales, con madre dominante, padre ausente y hermanos metiches y criticones, me saltó a la mente que eran poco afectuosos, poco cariñosos, casi no había abrazos, había pocas celebraciones, muchas obligaciones y bastantes palabras duras… no se hablaba ni se vivía la felicidad… tal vez el ser afectuoso se aprende, alguien te tiene que enseñar y dar el ejemplo si no es así, no puedes reproducir lo que no has vivido.
Mis padres eran bien intencionados, pero poco instruidos… se conformaban con darnos techo, alimento y señalarnos nuestras obligaciones, a veces pienso que les molestaba que fuéramos felices, tal vez porque ellos no lo eran tampoco y menos lo sabían proporcionar.
Me dedico a atender un puesto de periódicos y ahí tengo muchos clientes y a veces leo aunque sea los titulares de los periódicos y las noticias pero saben…? me he dado cuenta que mis clientes me cuentan puras tragedias y los periódicos traen un 90% de malas noticias y me asombra que me paguen diez pesos por llenarse la cabeza de basura… y mis clientes que tengan a flor de piel la queja y los malos tratos de los que son víctimas… sí sé que comencé estas líneas hablando yo mismo de cosas no tan gratas, pero de eso estamos llenos. Mis clientes me dicen:
“Me acaban de correr de mi trabajo, no sé qué voy a hacer”
“Mi mujer se fue y se llevó a mis hijos”
“Mi ex-marido no me deposita lo suficiente para la alimentación de mis hijos”
“Mi jefe es un déspota negrero y regañón… estoy harto”
“Me asaltaron”
“Nunca he trabajado en lo que me gusta, llevo como seis empleos y todos diferentes y muy rutinarios”.
“Mi esposo me fue infiel”, etc., Etc…
Puras expresiones que denotan falta de afecto… cuando escucho eso, me engancho… es una lucha constante por apenas sobrevivir física y emocionalmente… no tengo muy buen calidad de vida… cuando quiero hacer un cambio en mi vida siempre encuentro una feroz oposición, de todos lados y parece mentira, de mi familia en primer lugar, recibí muchas críticas y descalificaciones, cuando decidí hacer unión libre y no casarme… ¿Cómo? “Había que casarse como Dios manda” cuando me decidí a poner mi puestecito me dijeron: eso no es negocio: vete a un trabajo donde cheques tarjeta y tengas prestaciones… ¿prestaciones? ¡JA! Si casi todas las empresas están viendo como joderte y explotarte…
Nadie detectó en mi formación que me costaba trabajo tomar decisiones, que no era concentrado, que era disperso para las cosas intelectuales… me cuesta leer y sostener una conversación fluida… me cuesta ahorrar dinero y hacer cosas que valgan la pena, tal vez por eso mi mujer decidió hacerlo ella y no esperar a que yo tal vez lo llegaría a ser, pero no soy académico, soy práctico… mi trabajo es con las manos y me parece que no sé que hago atendiendo un puesto de periódicos… leí con muchos trabajos un artículo sobre la identidad y traía un test… lo realicé y para mi sorpresa el test arrojó el resultado de que carezco de identidad.
Me causó mucha sorpresa ver eso… si lo pienso bien, he sido muy irregular en muchas cosas, creo que se debió básicamente a falta de información pero más que nada a falta de afecto en mi formación.
Empiezo cosas y no las termino, hoy me gusta una cosa y mañana ya no, creo que no sé poner límites porque a veces me encuentro haciendo cosas que no quiero.
Vi una película hace poco.. KASPER HAUSER, no es mi tipo de película favorita pero me llamó la atención que tengo muchas reacciones de este hombre, irreal en sus juicios, sin capacidad de superar obstáculos, al garete… una hoja al viento… y lo que más me preocupa: a mi edad… aún sin afectos significativos, y sin estructuras que debieron haberme enseñado o que yo debí rescatar con uñas y dientes.
No sé si podré algún día estar en dominio de mi circunstancia y mi destino… por lo pronto, lo intentaré, ya me dí cuenta… dicen algunos maestros que aquello que quieras tener es lo mismo que debes aprender a dar.
De inicio, empezaré por darme afecto a mí y a otros, a dejar de usar palabras duras, a enfocar mi inteligencia, mucha o poca en cosas significativas y no en basura mental, aprenderé a hacer lo contrario de lo que me daña… si vivo 10 o 20 años más, por lo menos no me sentiré víctima de quienes me formaron…
Encontré este escrito en un viejo libro que compré en una librería de ocasión, el dueño del negocio me dijo que platicaba mucho con Gaspar y que lo dejó de ver cuando tenía 55 años… Gaspar, mejoró notablemente, conoció a una buena mujer y comenzó una nueva vida con su pareja en la provincia.
Me puso nostálgico esta historia pero me dejó la gran enseñanza de que no importa la edad, la mente humana puede hacer maravillas y que ojalá las nuevas generaciones de padres y maestros tengan en cuenta que gran parte de la realización humana, tiene que ver con el trato afectivo que se le dé a las personas que instruyen.
Saludos Cordiales.
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