De Flaca Memoria

Cada país tiene sus retos, sus circunstancias y sus tragedias. De pronto, en el transcurrir de los días, se van difuminando asuntos que en su día fueron un shock por la magnitud del evento mismo y por la natural concentración de cada individuo al estar inmerso en sus propios asuntos y preocupaciones.

A tiempo presente no se habla más de Boko Haram, el grupo terrorista Nigeriano que secuestró a más de 276 niñas y vendió algunas a 12 dólares fue el precio, tomó como esposas a otras, o las usó como rehenes de cambio para liberar prisioneros capturados de su grupo por no mencionar abusos sexuales recurrentes. Ahí quedó la historia. No ha habido seguimiento y no se sabe a ciencia cierta cuál es el paradero de las secuestradas. En su tiempo, varias personalidades de influencia de grupos mundiales artísticos, e incluso políticos de renombre como Michelle Obama, aparecieron con una leyenda impresa en una cartulina “bring back our girls” (regresen a nuestras niñas)

De hecho, la traducción de Boko Haram es: “La educación occidental es pecado” Bajo esa leyenda, el grupo terrorista pretende obligar a las jóvenes a permanecer en la ignorancia y no dedicarse a otra cosa más que a su religión (islámismo) a su marido y a sus hijos.

La pregunta es: ¿Qué le da derecho a una persona o a un grupo a secuestrar, abusar e imponer un criterio de fé? Seguimos en inconsciencia total y ausencia de respeto a la libertad.

Al final de cuentas esas amargas experiencias nos pueden servir para un comparativo de nuestra propia experiencia.

Minimizar las quejas de las mujeres que se quejan en demasía del machismo mexicano… a ver qué harían si sus varones fueran como los de Boko Haram.

Ver que hay gobiernos que dejan que grupos delictivos siembren el terror y no tengan la capacidad de someterlos.

Observar que si no hay ganancia material, la ONU, LA OTAN y DERECHOS HUMANOS INTERNACIONAL, sirven para maldita sea la cosa. Allí es donde deberían organizarse para no permitir semejantes atrocidades.

Observar que cada vez más nos acostumbramos a ser observadores pasivos de la tragedia humana y olvidamos con facilidad. Muchos podrán decir, no es mi país y no me afecta. No te confundas; te afecta más de lo que supones.

Otro evento increíble del cual ya no se ocupa nadie es el de la desaparición del vuelo de Malasia , MH370 con 227 pasajeros y 12 de tripulación.

A los dieciséis días de búsqueda, las autoridades de Malasia decidieron dar por desaparecido el avión y suspendida la búsqueda de posibles sobrevivientes ante el azoro de familiares que tenían aún la esperanza de encontrar con vida a sus seres queridos.

Quedaron en el aire muchas incógnitas y muchas dudas:

¿Cómo es posible que teniendo un muy moderno y sofisticado sistema de comunicación se haya suspendido de tajo y ningún sistema emergente haya podido establecer su ubicación o una comunicación con los pilotos?

¿Dónde quedaron las cajas negras?

¿Fue un secuestro y desaparición posterior?

¿Fue derribado?

¿Lo abdujeron los ovnis?

¿Se lo tragó un vórtice energético?

¿Hubo conspiración para mantener con vida a un genio de aplicaciones de metal líquido compatible con la biología humana y que habría que conservar para aplicaciones archimillonarias futuras en robótica cibernética?

Todo apunta hacia la última posibilidad.

Sea como sea, la noticia oficial es que desapareció y se dio por muerta a toda la tripulación y los pasajeros. Caso cerrado.

¿Y el dolor de los familiares por sus seres queridos? ¿ Y el mensaje a nivel mundial para seguir pensando que viajar por avión es el medio más seguro? ¿En que cerebro cabe asimilar la idea de que desapareció un avión en el aire con 227 y 12 de tripulación y ahí queda?

Bajo que lógica científica, psicológica o espiritual puede concebirse un evento de esa magnitud? Parece que hay una terrible indiferencia y fatalismo ante este tipo de acontecimientos y otros…

En nuestro país, en estos días, a raíz de lo acontecido en iguala, se abrió la memoria colectiva de actos que han quedado impunes. Es una desaparición de personas por razones que no son lógicas, ni creíbles, ni éticas, ni morales.

Ojalá que no demos lugar a la memoria flaca… Que a nivel personal y colectivo hagamos lo que nos corresponde para que, en la medida de lo posible, se minimicen o se eviten de plano, situaciones dolorosas como las antes mencionadas.

Saludos Cordiales.